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CULTURA-DEPORTES
Los vecinos de Villayo recuerdan su pasado homenajeando a los pucheros y olleros
El martes 13 de diciembre dentro de la programación de la Semana Cultural de la Cerámica de Villayo en Santa Cruz, organizada por el Ayuntamiento de Llanera a través de la concejalía de Cultura, se organizó la charla “Historias para recordar y contar sobre los pucheros y olleros de Villayo”, en la que participaron los vecinos de la localidad entre los que se encontraban María Azucena Suárez, Marina Pérez, María Pilar Gutiérrez y Albino Rodríguez, que explicaron que ellos no conocieron a los pucheros y olleros, ya que el último se murió en 1940.
Marina llevó consigo un puchero que tenía en su domicilio para que los participantes lo pudieran tocar y ver, mientras que María Azucena llevó trozos que encontró de cerámica en su huerta. Recordaron que todos los ceramistas vendían sus creaciones en los mercados principalmente de Pravia, Grado y Avilés, a los que acudían andando o en burro. Alguno de los presentes presentó contratos de los vecinos que tenían las exploraciones de la parroquia. “La arcilla se recogía, se colocaba en un agujero en el suelo se le echaba agua y se amasaba con los pies, después se hacían las piezas y se dejaban secar un rato al sol, para posteriormente meterlas en el horno durante tres o cuatro días en los que tenían que estar pendientes de ellas las 24 horas, ya que debía tener una temperatura constante, para ello iban al monte a cortar madera. Si la temperatura no era la adecuada podían estallar o fundirse unas piezas con otras”, explicaron.
Los participantes recordaron alguna que otra historia como que una vez uno de los pucheros había realizado una hornada de piezas para las fiestas de Fanes, donde iba a venderlas en el mercadillo, pero al sacarlas todas estaban pegadas, por lo que tuvo que volver a realizarlas. Todos ellos recuerdan haber tenido en sus domicilios piezas de está cerámica y aseguraron que el dibujo siempre era el mismo dos líneas. También comentaron que la cerámica cuando se creaban las piezas era de color rojo, pero tras pasar por el horno se quedaba negra por fuera y roja por dentro. Además comentan que se han encontrado trozos de esta cerámica en la orilla del río, ya que las mujeres iban a buscar agua allí con estas piezas y cuando se rompían las dejaban allí.