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CARTA AL DIRECTOR
Si Leopoldo López fuera español, sería condenado igualmente terrorista
En el pleno último del CLS, se omitió, no sé si deliberadamente, informar y pronunciarse sobre un acto promovido por el gobierno municipal en el que aparece como patrocinador de un acto político de apoyo a la liberación de Leopoldo López y otros presos considerados políticos en Venezuela.
Al margen de las simpatías o antipatías que el gobierno venezolano nos despierte, los hechos que se le imputan tanto a Leopoldo como a otros dirigentes de la oposición venezolana, fueron juzgados por los tribunales tras múltiples pruebas de ser los actores intelectuales de los actos vandálicos que sembraron de muerte y desolación en varias ciudades del país y que tuvieron como consecuencia la muerte de 43 personas y más de 800 heridos, aparte de incendios en un hospital un centro educativo y otras instalaciones públicas.
Entre los muertos por herida de bala se encuentran varios policías y fruto de las “guarimbas” -barricadas- de alambre cruzadas a lo largo de las calles, provocaron la muerte y graves heridas a varios ciudadanos.
Estas actividades delictivas, junto a la retención de alimentos de primera necesidad en grandes almacenes de grandes empresarios con la única finalidad de desestabilizar el país y provocar una ola de protestas contra el gobierno, hubieran sido igualmente condenados en cualquier país democrático.
Resulta curioso que entre los paladines de la democracia en Venezuela se encuentren expresidentes de países donde la violencia es el pan de cada día como es el caso de Álvaro Uribe de Colombia y Felipe Calderón en Méjico, dos países por excelencia de los más violentos del mundo en donde en el segundo caso aún resta aclarar la muerte de 43 estudiantes asesinados de una escuela rural e incinerados con posterioridad para evitar pruebas.. También resulta sospechoso el apoyo de “intelectuales” de la conocida categoría de Mario Vargas Llosa, denunciado reciente mente por los papeles de Panamá y de conocida trayectoria derechista. No menos triste es el papel de Felipe González pretendiendo erigirse en defensor de una causa abominable.
Las propias familias de las víctimas consideran que estos hechos son homicidios intencionados y que de no ser castigados supondría una violación de la Justicia y del derecho internacional de derechos humanos, al igual que pretender buscar la impunidad de este tipo de delitos.
Desde esa consideración, no nos parece propio que una institución como la sierense se empecine en organizar, patrocinar o apoyar actos de este tipo que solo a la justicia venezolana corresponde dirimir, mientras guarda silencio ante atrocidades mundiales como son los casos del pueblo palestino, kurdo, saharaui, etc. y la situación extrema en que malviven decenas de miles de refugiados que huyen de la guerra en sus países alimentada en parte por occidente.
En Venezuela no hay presos políticos. En Venezuela hay políticos presos por delitos de lesa humanidad.