LLANERA

SOCIEDAD

Margarita Alonso el alma de Casa Balbino que triunfó con su receta de “Fabes con centollo”

Jueves 07 de Enero del 2021 a las 11:22


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Renovarse o morir,  así es como piensa el propietario de la Cafetería La Campania de Pruvia, Roberto, que ha decidido comenzar a vender comida para llevar debido a la situación ocasionada por la pandemia. De lunes a viernes cuenta con un menú y los fines de semana solo con un plato: Fabes con Centollo, que ya su madre, Margarita Alonso, cocinaba en el restaurante que su familia regentaba en Pruvia “Casa Balbino”, a escasos metros de La Campanina. Este era el plato estrella del restaurante y está teniendo muy buena acogida entre los cliente de la Cafetería. En esta ocasión la cocinera encargada de elaborarlas siguiendo al pie de la letra la receta de Margarita es Soraya Fra.

Margarita es natural de León, en concreto de Torrestío, pero de moza se fue con una tía a vivir a Oviedo y así fue como conoció a su marido, Balbino, vecino de Pruvia, con el que lleva casada casi 50 años y una vez que se casaron en Oviedo se trasladaron a vivir a la parroquia llanerense, “la idea de abrir el restaurante surgió porque en casa teníamos vacas y no me gustaba y fue hace 35 años cuando se abrió el establecimiento, que continua abierto con otra gerencia”, apuntó.

Pero Margarita lo regentó durante 21 años, donde su labor principal era la de cocinera, pero en realizaba muchas más labores. “Nunca había trabajado en un bar, ni había hecho un curso de cocina en mi vida, lo cierto es que siempre se me dio bien la cocina y mi madre también cocinaba muy bien. Empezamos con 10 mesas en el interior cuando lo abrimos. Con el paso del tiempo se añadió otro comedor en la vivienda que está encima del restaurante para ampliarlo. Abrí las puertas el 15 de enero de 1985 y en mayo di 15 comuniones, entre ellas la de mi hijo y me dio tiempo a asistir también”, apuntó.

Las puertas de Casa Balbino estaban abiertas desde las 9 horas hasta el cierre. “El restaurante lo hicimos nosotros desde cero, ya que mi marido es albañil e hicimos la casa y después vino el bar. Empezamos de cero, sin dinero y debiendo dinero por eso había que trabajar mucho, en año y medio acabamos la obra. La apertura la hicimos matando unos 50 pavos que teníamos en casa y tres gochos, hicimos la caleya para acceder por la huerta que teníamos, además preparamos las fabas, el maíz y el compango. Abríamos todos los días menos los lunes”, afirmó.

Margarita aseguró que contaban con clientes muy buenos y fieles atraídos sobre todo por la cocina casera que elaboraba, “teníamos clientes de Llanera, Avilés, Gijón y muchos de Oviedo además recuerda que incluso comieron autoridades como Gabino de Lorenzo, Paz Felgueroso, Vicente Areces y  todos los jugadores del Real Oviedo de aquellos años. Sobre todo venían a probar las fabas con centollo que las solían encargar”, explicó.

Alonso explicó que sus fabes con centollo son una receta derivada de las que se hacen en el restaurante La Goleta de Oviedo, “la receta de la goleta llevaba más productos y yo decidí modificarla a mi gusto, pero este plato se incorporó al menú algún tiempo después de abrir, porque los primeros platos que ofrecía fueron: la fabada, carne guisada, pitu de caleya, todo el compango era de casa, también hacía callos que eran muy demandados, además hice muchos pescado cocinado de diferentes formas. Llegué a dar en un día 120 menús del desarme, tenía cuatro turnos de comida”, aseguró.

La cocinera explicó que un día le encargaron hacer fabes con centollo para 40 comensales pero ella no sabía cómo se hacían, y un buen amigo de la familia le pasó la receta, “salieron tan bien que recuerdo que me dieron aplausos cuando acabaron de comer. Al año vendíamos tonelada y media de fabas, había fines de semana que vendíamos entre 12 y 14 kilos en un día. Las tenía todo el año, me acuerdo que un verano en el mes de julio envíe 20 raciones para Cádiz y arroz con leche congelados por una compañía de transportes. Me llamaron a las 14 horas y me dijeron que estaba perfectas y se quedaron asombrados”, apuntó.

Aunque no quiso desvelar la receta al completo, sí que dio al El Tapín algunas nociones que son: estofar las fabes, cocer el centollo y la mano de la cocinera o el cocinero. “Lleva cuatro horas hacerlas, además hay que desmenuzar muy bien el centollo y tirar los que estén negros. El centollo tiene que estar siempre vivo. Hay que tener mucho mimo y mucha mano, yo siempre me caractericé por ser muy detallista y perfeccionista, y considero que por eso siempre fui muy regular en mis platos y me salieron siempre muy iguales todos y sabrosos”, destacó.

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