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CULTURA-DEPORTES

José Aurelio Crespo: “Llevo 27 años como entrenador y es algo que engancha”

Domingo 01 de Noviembre del 2020 a las 20:57


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El entrenador del Real Oviedo Femenino, José Aurelio Crespo, es natural de Lugo de Llanera, donde residió hasta que se casó y se trasladó al barrio ovetense de La Corredoria. Su andadura en el mundo del fútbol fue como jugador en el Olímpico de Lugo y después al fusionarse con el Racing de Cayés, pasó a formar parte de la Cultural de Llanera; después fue a la Peña Berto y su carrera como jugador finalizó a los 19 años en el Juvencia de la categoría Preferente, ya que tuvo que retirase por una lesión.

Fue entonces cuando volvió a la Peña Berta, donde estuvo en las categorías juveniles, dos temporadas con el que de aquella era entrenador y ahora es el coordinador del Astur, Luis Sánchez. “A partir de ahí me saqué los títulos de entrenador, en las diferentes categorías, y empecé hace ya 27 años. El fútbol es mi pasión, y tras la lesión la Peña Berto se puso en contacto conmigo para que no dejará este deporte del todo y como eran compañeros y amigos acepté. Mirando para atrás he de decir que ser entrenador engancha, es completamente diferente a ser jugador”, explicó.

Crespo comenzó su andadura como entrenador en la categoría juvenil, su primer equipo fue el juvenil B de la Peña Berto y estuvo tres años con ese equipo y otros tres con el primer equipo del club, que competía en Primera Juvenil y llegaron a ascender a Liga Nacional el penúltimo año. En el año 2002 sacó el título de entrenador nacional y no pudo entrenar, porque tenían clases de lunes a sábado, entre Gijón y Oviedo. “Volví otra vez a la Peña Berto al juvenil de Primera dos años, fiché en 2004 por el Real Oviedo y fue cuando el equipo perdió todas las categorías y arrancamos en Tercera: alevines, infantiles y cadetes, a este último le entrenaba yo y conseguimos ascender a Segunda en la temporada 2004-2005. La temporada siguiente no renové y regresé a la Peña Berto”, afirmó.

Comenzó su tercera etapa en la Peña Berto entrenando al cadete y después pasó al Juvenil que volvió a ascender a Nacional, por tercera vez y después se fue al Covadonga, donde estuvo dos temporadas una con el juvenil y otra con el de Tercera División. Al año siguiente fichó por el Astur de Regional Preferente, donde estuvo una temporada, después pasó al estadio, donde dirigió al juvenil B y al año siguiente cogió al de Liga Nacional durante dos años. Después bajó a su barrio y entrenó durante tres temporadas al Regional de La Corredoria y se peleó siempre por el ascenso. Ahora lleva cuatro temporadas en el Real Oviedo Femenino.

“Estuve las tres temporadas con el equipo Regional del Oviedo y este año iba a continuar con el filial y ahora estoy con el primer equipo. El año pasado las chicas del filial hicieron una muy buena temporada quedando cuartas, siendo un equipo novel en la categoría y sólo perdimos dos partidos y desde la cuarta jornada estuvimos sin perder y acercándonos a los primeros puestos, fue un año para enmarcarlo”, aseguró. Alguna de las jugadoras que el entrenó subieron al primer equipo como son: Amaya Coleman, que ya subió en la anterior temporada, Daniela Lallende, Marina Crespo y Gema.

En este momento, están entrenando a puerta cerrada todos los equipos del club y cumpliendo con el protocolo establecido por la Federación, como la toma de temperatura, el lavado de manos, la mascarilla puesta hasta el momento de entrenar y no se pueden usar los vestuarios. “Para mi el entrenamiento es el momento en el que me puedo olvidar de la verdadera situación en la que vivimos con la pandemia, porque durante una hora y media salvo los entrenadores que estamos con mascarilla, las chicas se pueden olvidar. Lo más complicado es no tener vestuario, sobre todo si llueve como alguno de estos días, porque tienen que volver empapadas para casa, pero nunca tienen ni una queja”, afirmó.

El primer equipo entrena en Tensi y un día a la semana también lo hace el filial y dos días a la semana el Regional, además de todas las categorías inferiores del Real Oviedo. “Una de las novedades es que el club hizo este año un equipo más en cadete, que competirá contra chicos y es la primera vez en la historia que esto ocurre, será complicado por la diferencia física. Al haber un equipo más en el Díaz Vega de La Corredoria no entran los equipos y tuvieron que moverse, para que los equipos de las categorías inferiores sigan entrenando en La Corredoria”, aseguró.

El primer equipo empieza a jugar el 25 de octubre, aunque ya disputaron partidos en la pretemporada como contra el Athletic de Bilbao en Lezama y jugaron contra el Racing de Santander en Cangas de Onís. Crespo explicó que la Liga dividió en dos grupos las zonas y estableció una zona como la norte con Asturias, Santander, Galicia, Castilla y León y Madrid, para un grupo de 8 y País Vasco, Barcelona y Mallorca un grupo de 9. Los cuatro primeros de cada grupo disputarán el ascenso y los cuatro últimos del subgrupo uno y los cinco últimos del dos pelearán por el descenso.

“A priori todos los equipos han tenido mucho movimiento de jugadoras, lo que hace que los equipos sean prácticamente nuevos con respecto al año pasado. Lo que veo al separar los equipos en subgrupos, es que el margen de error es menor, porque hay menos equipos, por lo que la exigencia es mayor y sabes que los puntos que saques van a ir acumulados a la segunda fase, en una liga de 18 puedes recuperarte, pero en una de 8 que son 14 partidos es menor. Será exigente y muy competida”, explicó.

Crespo considera que el cambiar del fútbol masculino al femenino fue la decisión más acertada que ha realizado nunca, “en estas cuatro temporadas siempre he tenido ofertas para volver al masculino y les he dicho que no. Yo compartía campo con el femenino del Oviedo, cuando estaba en La Corredoria y las veías entrenar y siempre me decía que tenía que probarlo y coincidió a través de un amigo y me ofrecí para colaborar en lo que fuera. Cuando llegas ves las ganas de fútbol que tienen las jugadoras, algo que nunca vi en el masculino, porque jugadoras como Diandra que viene a entrenar tres días desde Iguanzo en Cabrales; Ángela venia desde León todos los días; también de Avilés y de puntos alejados, porque lo que quieren es jugar al fútbol, sin ninguna queja ni un pero o por qué y eso es lo que más te llena del fútbol femenino”, concluyó.

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