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A vueltas con el 8M . Una causa judicial para determinar qué personas fueron las que autorizaron la manifestación

Miercoles 27 de Mayo del 2020 a las 09:35


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La titular del Juzgado de Instrucción número 51 de Madrid ha abierto una causa judicial para determinar qué personas fueron las que autorizaron la manifestación del 8 de marzo en la capital de España y ha imputado   ya al Delegado del Gobierno, al parecer debido a un informe que presentó el Jefe de la Guardia Civil de Madrid, que ha sido cesado de su cargo.

Antes de entrar en el núcleo del problema, es necesario recordar que esta investigación ha sido declarada secreta por la propia titular del juzgado y ayer varios diarios nacionales publicaban el informe íntegro de la Guardia Civil , produciéndose una evidente vulneración del proceso judicial. Un titular de un juzgado  no sólo instruye o dicta sentencias  sino que es  el máximo responsable del juzgado y debe velar por el buen funcionamiento de todos los servicios, incluido la custodia de documentos.

Pues bien, a estas horas,  el Consejo General del Poder Judicial debería haber iniciado ya una información reservada para averiguar quién ha sido el autor de la filtración del informe de la Guardia Civil y determinar la responsabilidad de la titular del juzgado.

Pero el asunto, evidentemente, es  otro . Se está intentado averiguar si el Gobierno era conocedor del grave riesgo para la salud  que suponía la celebración de la manifestación feminista del 8-M, habida cuenta de que ese día había ya contagiados y fallecidos por el COVID-19 . En otros términos:  se trata de dejar claro si el Gobierno tenía la certeza de que esa manifestación implicaba un riesgo grave de contagio para los que acudiesen a la misma y aun así la autorizó por motivos políticos, lo que evidentemente constituiría un delito, como mínimo de prevaricación (dictar una resolución injusta, a sabiendas).

Es sabido que el racionalismo es una corriente filosófica que, en esencia, viene a decir que la razón por sí misma, y sin ayuda de experiencia alguna ni contrastación de los hechos, puede alcanzar el conocimiento.  Pues, apoyándonos sólo en la razón, no necesitamos pruebas, declaraciones, testigos ni hecho alguno para asegurar  sin ningún tipo de duda que el Gobierno no conocía el alcance que podía tener esa manifestación sobre la transmisión del COVID-19  por contagio entre  los asistentes. Ese domingo 8 de marzo, y a pesar de que el virus se había manifestado, el Gobierno no sabía siquiera cómo se transmitía. Podía intuir que se transmitía como un virus gripal y que por tanto las concentraciones de gente no serían muy recomendables, pero de ahí a afirmar que era sabedor  que una persona portadora del virus contagiaría a  todos los que se acercasen a ella, hay un abismo.

Si así fuese, habría que responder previamente a  tres preguntas.

1º-Por qué permitió el Gobierno ese mismo día actos multitudinarios mucho más peligrosos potencialmente, dado que por su naturaleza van más allá de la mera concentración de gente al implicar no sólo un acercamiento entre personas sino el contacto físico directo y, además, en un espacio cerrado?.  Ese día en Madrid  había en  el campo de fútbol del Atlético 50.000 espectadores, en el campo del Getafe, 12.000 y en el del Rayo Vallecano, 10.000. También ese día, y en un espacio cerrado, VOX celebró un acto político en Vistalegre al que acudieron 9.000 simpatizantes. Sin  duda, la vida normal de un domingo está plagada de situaciones en las que hay aglomeraciones de menor relevancia pero que en todo caso conllevan cercanía física: museos, restaurantes, discotecas, parques infantiles, eventos culturales  y deportivos etc.

La pregunta es ¿podía el gobierno considerar la manifestación feminista como un riesgo para la salud y en cambio estos actos citados no?.  No podía, de ninguna manera, porque todo el mundo sabe que la entrada y la salida a un campo de fútbol  supera cualquier concentración de personas, uno no es capaz de abrirse paso ni a empujones, sino que va avanzando al ritmo de la multitud.

2º-Pero lo que ocurrió el domingo no es nada comparado con lo ocurrido el lunes, martes, miércoles, jueves y viernes siguientes. Cualquiera que visite Madrid se da cuenta al instante que los domingos parece que la ciudad está vacía o en reposo. La concentración humana comienza ya el lunes a primera hora y es debida a la actividad económica. Millones de personas se dirigen a sus puestos de trabajo, muchos de los cuales requieren un contacto personal muy cercano durante ocho horas. Solamente el hecho de acudir al trabajo y regresar a casa genera tal  concentración que conviene cuantificarla. Según la página web de Metro de Madrid, utilizan este medio de transporte cada día laborable más de 2.200.000 personas, y todos sabemos que a ciertas horas  los pasajeros van pegados los unos a los otros. También, según los datos de la Empresa Municipal de Transportes que se encarga de los autobuses urbanos,  cada día laborable llevan a más de 1.400.000 viajeros. Por si fuera poco, en Madrid hay 16.000 taxis a los que hay que sumar otros 8.000 VTC (Cabify y Uber), autobuses  escolares y discrecionales, en el aeropuerto de Barajas  hay cada día una media de 170.000 viajeros  y, para rematar,  vehículos particulares, muchos de los cuales, ocupados por dos o más personas.

Vuelvo con la pregunta clave; ¿es posible que el Gobierno supiese el grave riesgo que implicaba la manifestación feminista y en cambio creyese que la actividad económica no suponía ningún tipo de riesgo?. De nuevo, la respuesta no puede ser otra que de ninguna manera.

3º-Si el Gobierno creyese que en realidad existía un elevado riesgo de contagio en la manifestación, ¿cómo es que  acudieron prácticamente todos sus miembros?. De hecho, es muy probable que tres ministras y hasta la esposa del Presidente, se hayan contagiado en la misma. La Vicepresidenta primera  no sólo se contagió sino que estuvo hospitalizada varios días. Habría que suponer que todos ellos son imbéciles por acudir a un acto en el que estás exponiendo de manera grave tu salud, incluso tu vida. Ciertamente, también podría ser que fueran unos valientes y estuviesen dispuestos a inmolarse por la causa feminista, pero eso de la valentía, sí es que se tuvo alguna vez, desaparece cuando se vive bien.

En resumen, la titular del Juzgado de Instrucción número 51 de Madrid puede indagar y llamar a declarar a quien le parezca oportuno, pero nunca podrá demostrar que el Gobierno tenía la completa  seguridad de que la manifestación del día 8 de marzo iba a suponer una fuente de contagio  masiva y no lo podrá hacer porque atenta contra la razón.

Fdo: Hipólito Peláez Alvarez.

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