LLANERA

SOCIEDAD

La Sidrería Mayte de Lugo de Llanera recibió el Diploma de Honor que concede Otea

Jueves 11 de Julio del 2019 a las 13:54


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El pasado martes 18 de junio se celebró, en el Restaurante Peña Mea, la Gala de entrega de los premio Otea 2019. Dentro de los nueve Diplomas de Honor, que se entregaron y que reconocen la labor callada de grandes hosteleros miembros de la Asociación que han demostrado a lo largo de los años un trabajo serio y continuado además de su defensa del sector y del colectivo, uno de ellos fue a parar a la Sidrería Mayte de Lugo de Llanera y fue recogido por sus propietarios Inocente Aparicio y Pepi Flores.

Inocente y Pepi abrieron su primer local de hostelería hace 36 años denominado Bar Mayte, que se encontraba en la Avenida José Manuel Bobes en Lugo de Llanera. Inocente nació en Jaén pero se crió en Villabona, su infancia y juventud la pasó prácticamente en Lugo de Llanera, “me vine para Llanera con seis años, porque los hermanos de mi madre residían aquí, aunque la familia es originaria de Jaén. Nos criamos en una casería y fuimos todos los hermanos a las escuelas de Villabona, a los 18 años me contrató una empresa de sondeos y me fui a vivir a Madrid. Me contrataron porque está empresa estuvo trabajando en las minas de Villabona y me llamaron, pasé 10 años rodando por toda España”, aseguró.

Conoció a su mujer, Pepi, que es de un pueblo de Badajoz trabajando en las minas y recuerda que cuando tenía un momento libre iba a verla, se casaron en 1980 y volvieron con su hija mayor, María José, para Lugo de Llanera en el año 1983, cuando su hija tenía un año,  “mi madre estaba enferma y decidimos venirnos, además cogimos el bar que regentaba un tío mío y que tenía el nombre de Bar Mayte, era lo que ahora se llama Barín. Mi tío lo abrió en 1980 y nosotros tomamos el relevo en 1983”, recordó.

La pareja siguió regentando el Bar hasta 1999 que optó por ampliar su negocio abriendo la Sidrería Mayte, “ahora  en agosto hace 20 años que la abrimos. Para mí fue un gran cambió pasar de una empresa de sondeos a trabajar en la hostelería, por eso me marché otra vez para la mina a trabajar pero mi mujer siguió haciéndose cargo del Bar y estuve allí 14 meses, después me fui para la Renfe y llevaba el Bar también. Pero con el paso del tiempo me fui adaptando y regresé la bar con mi mujer”, comentó.

Inocente recuerda que el bar siempre estaba lleno y la gente siempre colaboró mucho con ellos, tanto es así que abría 24 horas, el matrimonio se tenía que turnar para abrir y cuidar a los dos hijos, el pequeño Jonathan ya nació en Asturias al poco tiempo de venirse. “Nosotros colaboramos con todas las asociaciones y entidades que nos proponen apoyarles, como el Olímpico de Lugo o el UD Llanera, además de las asociaciones de festejos del concejo”, resaltó.

Pepi recuerda que abrían las 24 horas y ella era la que se iba a casa a dormir, “Inocente era el que se tenía que hacer cargo de la cocina cuando venían los camioneros por la noche o los de la Renfe cuando cambiaban de turno. Lo que más vendíamos eran los platos combinados, pero en la jornada de los callos el Bar estaba llenísimo, mucha gente venía a comer los callos. Además llegó a celebrarse allí una despedida de soltero, comidas y cenas de peñas de cualquier tipo. También vendíamos muy bien el pulpo. Estábamos siempre abiertos, porque era un bar familiar y siempre venía la misma gente, sobre todo trabajadores de la carretera cuando se estaba haciendo, también los de la fábrica de Salamarca, camioneros o empleados de Renfe”, recordó.

Fue en agosto de 1999 cuando ya abrieron la sidrería, Inocente aseguró que fue coincidiendo con las fiestas, “queríamos mejorar y que mis hijos se hicieran cargo de ello, pero no sé si será así, porque nosotros queremos retirarnos el año que viene y disfrutar de la vida, nos gustaría irnos al pueblo de mi mujer en Extremadura, Garlitos, donde tenemos una casa. Tengo que reconocer que me duele mucho que se cierre la sidrería, espero que lo coja alguien”, apuntó.

Inocente reconoció que la crisis afectó a la Sidrería, pero sin lugar a dudas lo que más les afectó fue la ley del tabaco, por la que se prohíbe fumar en establecimientos hosteleros. “Tenían que haber dicho desde un primer momento lo que iban a hacer, no cambiarlo todo en 8 meses. Nos gastamos muchísimo dinero en la zona de fumadores y al final no nos sirvió de nada, para nosotros fue un robo porque nos gastamos 20.000 euros que tuvimos que tirar a la basura, nos gastamos nuestros ahorros”, recordó.

A pesar de este palo los propietarios aseguraron que la cosa ha ido remontando, sobre todo en estos últimos meses donde han notado un incremento de ventas. “Estamos bien desde que comenzó el 2019 y esperamos que siga así hasta que nos jubilemos”, apuntó. Todos los años participan en los concursos que organiza el Ayuntamiento de Llanera como la Ruta de las Tapas y el Cachopín, además se han llevado varios primeros premios en los dos certámenes o han quedado entre los primeros clasificados.

 

 

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