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SOCIEDAD
Amigos de Villardeveyo se reunieron a comer en el Bar La Vega en Villabona
Un total de 40 personas todas a ellas relacionadas con la parroquia de Villardeveyo se reunieron para comer el pasado viernes 15 de marzo, en el Bar La Vega de Villabona. Esta iniciativa surgió en su día entre otras personas gracias al Llanerense del año ya fallecido, Avelino Suárez, y desde entonces se repite esta reunión con una periodicidad intermitente, “es muy difícil que cuadren todas las agendas, por eso intentamos buscar una fecha a la que pueda acudir la mayoría de los vecinos y exvecinos de la parroquia, que tiene sus orígenes aquí. Puede hacerse cada año o cada dos o cada más tiempo depende de cuantos nos podamos juntar”, aseguró José Aurelio Rodríguez unos de los asistentes.
Gusti Martínez es ahora una de las personas que se encarga de organizar el evento y aseguró que a él puede sumarse cualquier persona que lo desee y sea o haya sido vecina de la parroquia de Villardeveyo, “mi idea es que se vayan sumando más generaciones, no sólo la nuestra, sino poder integrar a todos los vecinos, pero no tenemos los teléfonos y muchos vivimos fuera de la parroquia desde hace años. Nos juntamos para recordar la niñez, la adolescencia, como vivíamos aquí y lo mucho que disfrutábamos”, apuntó.
A la comida acudió la que fue durante 5 años profesora de particular de muchos de los asistentes, Mery Delgado, incluso hay una fotografía de 1961 que cuelga de las paredes del Bar La Vega, donde se ve a niños y niñas de la localidad que acudían a sus clases. La profesora aseguró que recuerda a todos ellos con mucho cariño y que para ella todos sus alumnos eran iguales, aunque fueran sus familiares. “Tenía alumnos desde los 3 años hasta los 12 años, yo sólo tenía 19 años cuando comencé a dar clases y la razón fue porque salí interna del colegio, una amiga me lo propuso y decidí empezar. Hacíamos excursiones por el pueblo y nos lo pasábamos muy bien. Muchos padres no querían que sus hijos se desplazarán tan lejos para recibir las clases y optaban porque se las diera yo”, afirmó.
A Mery siempre le gustó la enseñanza como una vocación, entendía que no debía cobrar por ello, después de cinco años lo dejó cuando comenzó a trabajar en Ensidesa y se fue a vivir a Avilés, ciudad en la reside desde hace muchos años.