LLANERA

LLANERENSE DEL AñO

Entrevista a Emma Suárez Suárez, Llanerense del Año 2018

Jueves 15 de Noviembre del 2018 a las 19:47


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La persona que recibirá este año el reconocimiento como Llanerense del Año 2018 es la Doctora, Emma Suárez Suárez, el acto de entrega del galardón se realizará en el Restaurante La Torre en Pruvia, el viernes 23 de noviembre a las 20.30 horas.

 

“Me sorprendió y me agradó el ser la persona elegida. Nunca pensé que nadie me propondría para un premio o galardón, porque en mi vida sólo me dediqué a trabajar, la vida la voy viviéndola como puedo, pero nunca pensé en nada yo sólo trabajaba por el trabajo, nunca hacía el exterior”

 

La Llanerense reconoció que poco antes de que se reuniera el jurado ya le habían dicho que ella era una de las candidatas presentadas, “me sorprendió y me agradó el ser la persona elegida. Nunca pensé que nadie me propondría para un premio o galardón, porque en mi vida sólo me dediqué a trabajar, la vida la voy viviéndola como puedo, pero nunca pensé en nada yo sólo trabajaba por el trabajo, nunca hacía el exterior. Pero que alguien pensará que recayó en mi algún mérito para recibir el premio, después de la sorpresa, me llenó de orgullo. El dicho de nadie es profeta en su tierra considero que en este caso se ha roto”, afirmó.

Emma destacó que llanerense sí es con mucho orgullo, “llanerense del año no sé si soy, pero llanerense con años sí que lo soy”, comentó entre risas. Nació en Arlós y fue a las escuelas de la parroquia, con la maestra Doña Mercedes, “era una maestra de la época, aprendí muchas cosas en esa escuela, aunque ya traía de casas aprendidas otras, ya que mi madre y un vecino nuestro, Manuel, al que yo adoraba y a su mujer, Mama Rosa, me enseñaron las cuatro reglas que era lo que sabían además de a leer y escribir, el resto lo aprendí en la escuela, hice el curso de ingreso y estuve interna en el Colegio Santo Ángel, que ahora es un museo ”, afirmó.

Estudió el  Bachiller en el Santo Ángel  y después realizó el PREU, cuando le tocó escoger una carrera confesó que le hubiera gustado ser matemática y dedicarse a la enseñanza de esa materia, “quería ser catedrática de matemáticas y enseñarlas en un instituto, pero no había esa carrera en Oviedo y el año anterior pusieron medicina y me pareció una buena opción. Mi madre era además la que ponía extraoficialmente las inyecciones en el pueblo y los alrededores. El médico del pueblo, José Ramón, siempre que necesitaba que alguien se pusiera una inyección le manda que fuera a Rosario”, recordó. Emma reconoció que en ese tiempo había pocos profesionales titulados y capacitados. Su madre ponía inyecciones de todo tipo, la Llanerense siempre miraba cuando las ponía y una vez que no estaba su madre tuvo que ponerla ella a un mujer, cuando sólo contaba con 11 años, y piensa que eso le debió de calar.

 

“Pienso que la decisión de estudiar cardiología pudo deberse a que soy huérfana desde muy pequeña de padre y siempre lo conocí enfermo, decían que padecía del corazón y a lo mejor eso me quedó en el subconsciente y después me apasionó”

 

Se licenció en la Universidad de Oviedo y empezó a trabajar en el entonces Hospital General, se especializó en cardiología, posteriormente en cardiología intervencionista y fue lo que hizo hasta que le llegó el momento de jubilarse, el pasado mes de enero con 65 años. “Pienso que la decisión de estudiar cardiología pudo deberse a que soy huérfana desde muy pequeña de padre y siempre lo conocí enfermo, decían que padecía del corazón y a lo mejor eso me quedó en el subconsciente y después me apasionó. El intervencionismo tiene momentos muy duros, sobre todo cuando tienes que salir y decir que no pudiste hacer nada, lo más bonito es que llegué un paciente terriblemente mal, que abras la artería y te diga ya me siento mejor, ahí es como si coronaras el Everest”, explicó.

Emma se considera poco apasionada por las cosas, pero aseguró que el trabajo le encantaba y por eso le daba igual tener que marchar de Arlós a las tres de la mañana, “pero tengo que reconocer que la llamada que menos me gustaba, cuando estaba de guardia, era la que recibía con el camisón puesto al borde de la cama y sonaba el busca, era terrible, pero cuando ya iba por Posada se me pasaba, porque ya iba pensando en lo que le tenía que hacer al paciente y el procedimiento”, relató.

Emma aseguró que el intervencionismo ha cambiado mucho con el paso de los años, “hacemos muchas cosas y casi invadimos el territorio de los cirujanos. Cambió muchísimo cuando yo empecé las obstrucciones coronarias se operaban todas, hay muchas enfermedades valvulares que también tratamos y se usan mucho las prótesis aorticas para colocar en las válvulas, aunque antes ya se dilataban válvulas mitrales. Antes los defectos congénitos se operaban y ahora muchos se tratan, me dediqué a eso durante años y eso era específico de los cirujanos. Los marcapasos los ponían los cirujanos y ahora los ponemos los cardiólogos”, afirmó.

    "Los grandes avances en cardiología y medicina en general, en el aspecto intervencionista, son todos debidos a la ingeniería. Creo que los médicos deberíamos de saber más matemáticas y física, porque trabajamos con fluidos y resistencias”

 

Emma se considera una enamorada de la ingeniería, porque le gustan las matemáticas y la física e incluso se está planteando estudiar la carrera, porque le gusta estudiar y aprender, de hecho, ahora mismo está cursando Ciencias Ambientales por la UNED. “Los grandes avances en cardiología y medicina en general, en el aspecto intervencionista, son todos debidos a la ingeniería. Creo que los médicos deberíamos de saber más matemáticas y física, porque trabajamos con fluidos y resistencias”, destacó.

La Doctora aseguró que existen muchos tipos de personas que sufren cardiopatías, el primero es el de la persona que nunca se ha cuidado; el peor de todos es el diabético que no se controla y es fumador y además el colesterol y los triglicéridos altos también influyen. “La mayoría de la gente conoce el daño que el alcohol hace al hígado, pero ignoran el daño que hace al corazón, que es por varias vías una de ellas porque es un tóxico muscular y el corazón es un músculo y lo daña directamente, otro es en el metabolismo del alcohol que se convierte en triglicéridos que también potencian y dañas las arterias. También lo daña la dieta, el hábito sedentario, la ansiedad, la forma tan rápida de vivir y la genética, se hereda la tendencia”, explicó.

La Llanerense comentó que la prevención nunca está de más, “yo era conocida como una persona que tardaba demasiado en la consulta, y salía en vez de para comer para merendar, porque me gustaba hablar con los pacientes, hacerles recomendaciones, orientarles en la dieta. Mi frase por la que me conocían era “quite todo lo que le gusta y de lo demás con moderación”, apuntó.

Su madre tiene 94 años y quedó viuda con 38 años, con tres hijos y se sacrificó todo lo que estuvo en su mano, los hermanos estudiaron todos en Oviedo, “imagino que al igual que yo nada hace más orgullo a  una madre que el éxito de los hijos. Acudirá al Llanerense y es muy coqueta así que irá a la peluquería. Está muy bien hace sus crucigramas y sudokus” afirmó.

Desde que se jubiló confiesa que no echa de menos el trabajo, ahora se dedica a su huerto y a ir al monte a limpiar, además de cuidar de sus animales, limpiar en casa y cocinar, “hace años que no llevó reloj, y lo mejor de todo es no necesitarlo”, relató.