LLANERA

ASTURIAS

Los expertos apuestan por la ordenación del territorio antes de contar con un área metropolitana

Martes 23 de Enero del 2018 a las 05:54


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La segunda Jornada sobre el área central metropolitana reunió en el salón del Hotel Silvota a los siguientes ponentes: Aladino Fernández profesor titular de Análisis Geográfico Regional; Manuel Hernández profesor titular de Economía Regional de la Universidad de Oviedo y a Manuel Carrero arquitecto de la consejería de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente. La charla versó sobre “Lugones y Llanera, el corazón indiscutible del área central de Asturias”.

Aladino comenzó su intervención recordando que Lugones y Llanera se encuentran en el centro de Asturias y así se denominó en los años 60 por la administración central, que llamó a la zona “Asturcentro”. “Ha adquirido un gran protagonismo funcional por la actividad y la industria que allí se concentra”, destacó. El profesor afirmó que Lugones cuenta con una tradición industrial y en los años 60 comenzó a tener un papel relevante con la construcción de la autopista “Y”, uniendo la localidad a tres ciudades importantes (Oviedo, Gijón y Avilés). “Lugones era un lugar inmejorable al ser un espacio próximo a la capital con suelo disponible llano, rústico y barato, lo que hizo que comenzara a ser seleccionado por la iniciativa privada para la localización empresarial de la industria y el sector terciario”, explicó.

Según Aladino esto produjo una “inundación” hacía la localidad y el proceso de ocupación se realizó con un déficit de planificación en ese tejido complejo y lo mismo ocurrió con Llanera, asentándose en la zona empresas del sector terciario y la industria. “La pregunta que me hago es: si Llanera y Lugones son el corazón ¿Dónde está el cerebro? Esos nuevos usos se realizaron a iniciativa privada, cuando el urbanismo es una función pública, donde hay que procurar que cada una de las piezas estén bien realizadas. En este caso hay que encajar a martillazos piezas del puzle como la Urbanización de La Fresneda y los polígonos. Son piezas individuales e individualistas, falta una clara perspectiva de conjunto. La ordenación del territorio falló por parte del Principado. Las piezas de uso residencial conviven con otros usos nocivos o inconvenientes para la población como son el vertedero o la depuradora, lo mismo ocurre con La Cebera y los ríos Nora y Noreña que tendrían que ser zonas de bienestar y calidad de vida”, comentó.

El profesor aseguró que se deberían cambiar las directrices que regulan el ordenamiento del territorio, ya que son antiguas, datan del año 91, y se deben plantear espacios dentro de un Plan Territorial especial, “las localizaciones no se pueden cambiar, pero si se puede actuar para mejorar los entornos como las riveras de los ríos, las líneas de comunicación cambiando las autopistas por carreteras más adecuadas donde se mejore la calidad de vida o colocando carriles bici”, apuntó.

Aladino aseguró que las planificaciones comerciales sirven para saturar de actividad y tráfico en las horas puntas, sobre todo, lo mismo ocurre con las instalaciones públicas como puede ser La Morgal. “Es posible que debido a este tráfico y saturación de actividades el corazón de Asturias se colapse y apuesto por elaborar un Plan territorial. Un área metropolitana no tiene cabida en nuestra región, con sólo un millón de habitantes, en la zona central se acumularían 800.000 habitantes y la mayor parte de actividades. Si se formaliza supondrá un escalón intermedio entre las administraciones, sería innecesario, ya que asumiría un papel político y administrativo que ahora realiza el Principado. Se tendría que crear un gobierno con capacidad autónoma para ocuparse de las localizaciones, el uso del suelo, la actividad económica y la

renovación de los equipamientos entre otras cuestiones. El Principado se convertiría en un gobierno residual”, opinó.

Manuel Hernández aseguró que la movilidad es clave en cuento a la dispersión o concentración de la población y aseguró que esta zona central de la región es el “oscuro objeto de deseo”, para diferentes mercados como los financieros, políticos, económicos entre otros. Todos compiten por el espacio. Hernández explicó que la llegada de la “Y” dio pie a que nacieran los polígonos de Silvota y el de Asipo, diseñándose el polo de desarrollo.

El profesor explicó que el espacio se ocupa gracias a la movilidad y esa movilidad se produce gracias a la organización económica, a que las personas ocupan puestos de trabajo y los polígonos cuentan con 15.000 puestos de trabajo. “La aparición en los años 50 y 60 de los medios de transporte cambiaron la organización de los espacios, el mayor cambio se produjo en los años 70 con los aparcamientos y los garajes en las viviendas”, explicó.

Hernández aseguró que se gasta mucho tiempo y energía a la hora de desplazarnos en los coches a los lugares de trabajo y el ahorro supone el apiñamiento de la población en las ciudades. “El intersticio central de Llanera y Siero cuenta con mucho espacio plano, muy bien comunicado y ofrece rentas económicas, por eso están interesados en él los agentes públicos y privados y el objetivo es realizar un Plan Territorial esencial. Debido a todos los intereses que se dan es muy difícil el llegar a contar con un área metropolitana”, destacó. El profesor recordó que el área central de Asturias es el más motorizado, al contar con buenas comunicaciones, mientras que en las ciudades compactas los desplazamientos se realizan a pie favoreciendo la calidad de vida, la mejora del medio ambiente reduciendo la contaminación y las emisiones de PM10. “Las ciudades compactas son más caras, porque se construyen sobre zonas ya urbanizadas y es más barato construir en prados o suelos vacantes”, afirmó.

Manuel Carrero aseguró que en la zona de Lugones y Llanera conviven usos del suelo muy distintos. “La dejación absoluta de lo público para introducir un mínimo ordenamiento y no conservar el paisaje tradicional asturiano, compuesto por la casería, el hórreo, la panera y la antoja ha hecho que desaparezca por la introducción de elementos exógenos y de carácter urbanístico”, apuntó.

Carrero aseguró que se han usado diferentes criterios de reordenación como el del mercado de trabajo, que producen miles de desplazamientos diarios a los trabajos, a los estudios e incluso para el ocio. El riesgo en la actualidad es que están desapareciendo actores como son las cuencas mineras del área metropolitana. “El área litoral está creciendo y la zona interior se debilita”, explicó.

El arquitecto comentó que el desarrollo residencial en esta zona no sigue a ningún otro español y se encuentran a 5 kilómetros de una vía de alta capacidad, “el futuro de la ordenación del territorio y en este sector organizativo por la “Y” y la autovía del Cantábrico es como se organizan las áreas y toman posiciones”, afirmó.

Carrero comentó que el espacio se consume y han crecido cuatro formas de ocupación residencial como son: las urbanizaciones unitarias o aisladas como La Fresneda o Soto de Llanera; otro de los problemas es la desaparición de las zonas rurales tal y como se conocían; los núcleos no organizados o dispersos y las planificaciones comerciales copiadas de los Estados Unidos.

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