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CARTA AL DIRECTOR
En Posada de Llanera los más grandes de la casa acompañaron a los niños en la Cabalgata de los Reyes Magos.
En Posada de Llanera los más grandes de la casa acompañaron a los niños en la Cabalgata de los Reyes Magos.
Por: Maikel Valdés.
La imaginación no tiene edad ni espacio que le ponga límite. Nada es barrera contra ella cuando la humanidad está cada vez más ávida de una fantasía que le acompañe en su andar convulso, cotidiano. Aunque existen algunas personas que no comparten estas fechas navideñas con los más pequeños de casa, todavía hay más de unos que se integran a estas, convirtiéndose en niños. Afirmación de ello, fue lo sucedido en las calles de Posada de Llanera el pasado día cinco en la Cabalgata de los Reyes Magos.
Mientras intentaba enfocar alguna imagen desde el móvil, escuchaba las expresiones de los adultos que decidieron compartir este momento con los infantes. Saludando con sus manos alzadas y dando voces de bienvenida a Melchor, Gaspar, Baltasar y los pajes, dejaban verse con expresiones de alegría y brillo en sus ojos, disfrutando del diseño y el colorido que desprendían las carrozas, los vestuarios y utilería que lucían quienes la escoltaban. Observe a más de una señora bailar con una niña al ritmo de la melodía interpretada por la banda de gaitero. Entre la algarabía de la música y las manos entrelazadas para el agarre de los caramelos lanzados, escuche a un señor decirle a un niño que llevaba entre sus brazos:
- Espero que nos traigan lo que les hemos pedido porque este año nos hemos portado muy bien.
Ni la amenaza de la lluvia anunciada, ni el frío, impidieron que los más grandes de casa siguieran a los niños en esta creencia popular que viene de la mano de las tradiciones que se van trasmitiendo de padres a hijos y que forman parte de nuestra cultura desde finales del siglo XIX. Los vecinos que decidieron tomar las calles de Posada con los pequeños y compartir juntos su imaginación y su fantasía, comprenden que este gesto es de gran importancia para su desarrollo. Crear y compartir espacios donde les permita a los niños el progreso de sus ilusiones es de gran vitalidad para que luego descubran y enfrenten el mundo que hasta ahora desconocen.
Muchos adultos temen mentirles a sus hijos con estas historias de magos. Creer que al afirmarles la presencia de los Reyes, podrían afectar su progreso personal y, más que acompañarlos en una ilusión, los impulsan a reafirmar una mentira. Comprendo su temor y respeto sus pensamientos y decisiones, pero me inclino ante la acción de los que disfrutaron de la cabalgata juntos a los más pequeños. Hoy, más que nunca, las constantes vorágines por la sobrevivencia económica, nos imposibilita organizar y compartir con nuestros hijos, pero la cabalgata de los Reyes nos regaló una oportunidad única de estar presentes en ese mundo fantástico de nuestros pequeños, donde sus fantasías se mezclaron con la tradición, la esperanza y la fe.
La alegría fue unánime. Todos los funcionarios y personal que colaboraron y formaron parte de esta cabalgata, se mostraron entregados a la festividad. Hubiera preferido entrevistar a más de un pero, seguro que a la pregunta de qué significaba para ellos representar tal momento, me responderían con palabras de orgullo y satisfacción.
Confío que todos recibimos los regalos que les pedimos a esos señores mágicos, los regalos materiales como juguetes, libros, ropa, y los que enriquecen nuestro espíritu como un abrazo o un beso, porque como dijera el señor a ese niño que tenía entre sus brazos – este año nos hemos portado muy bien-. A quienes no estuvieron presentes en esta noche mágica con los más pequeños, solo los invito a que no falten a la próxima cabalgata, para que los reyes le regalen caramelo y no unos carboncillos que manchen sus dientes y empobrezcan su fantasía.