LLANERA

SOCIEDAD

Reflexiones sobre la Seronda Saludable Llanera 2017

Domingo 05 de Noviembre del 2017 a las 05:49


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Creo que el aprendizaje más importante de toda la información que allí se vertió es que dentro de los componentes que afectan a nuestra salud, la atención sanitaria la ocupa un diez por ciento, nada más, eso quiere decir que en el 90 por ciento restante nosotros tenemos un componente activo.

Debemos de darnos cuenta de eso y de lo importante que es tomar conciencia de nuestro estilo o forma de vida. Los condicionantes sociales juegan un papel fuerte y el medioambiente también, ahí entra la política, que desde mi punto de vista debe de tener una parte activa por parte de la ciudadanía, no debemos dejar que las personas que desempeñan cargos institucionales lo hagan sin más, limitándonos a ejercer nuestro derecho a voto cada cuatro años, debemos participar de ella y ejercer el control y la presión necesarios para que nuestra vida se desenvuelva en unas condiciones dignas en todos los términos.

Ya metiéndonos en el tema de la salud , hemos visto durante estos días de la Seronda cómo el ser hombre o mujer implica determinada cosas, hemos tratado el tema desde una perspectiva de género y resultó muy llamativo que cuando una persona entra en urgencias por un dolor en el pecho,  los hombres acuden mucho antes y en gran proporción se les acaba haciendo un electrocardiograma mientras a la mayoría de las mujeres, que tardan mucho más tiempo en acudir (porque suelen estar pendientes del bienestar de alguien que no sea ellas mismas) y de manera frecuente se les acaba prescribiendo el tipo de medicación denominada “ medicación hipnosedante”( ansiolíticos, antidepresivos, etc.) hasta el punto de que el consumo de estas sustancias, que se pueden considerar drogas legales, en mujeres mayores de 60 años afecta a más de la mitad de la población. En cambio, si se trata de hombres el porcentaje es mucho menor, puede ser de un treinta por ciento.

Lo anterior nos puede parecer un tema sin importancia, pero influye enormemente en accidentes como las roturas de cadera, que son muy frecuentes a esa edad. Independientemente de la tendencia a la osteoporosis que sobreviene con el cambio hormonal de la retirada de la menstruación, que obviamente afecta a las mujeres por el hecho de serlo, se ha demostrado que son mucho más frecuentes las roturas de cadera en personas consumidoras de este tipo de sustancias, pues la pérdida de reflejos causada por ellas ocasiona caídas con mayor frecuencia de lo habitual.

También fue significativa la alusión al llamado “síndrome del malestar en las mujeres”, una serie de síntomas que se dan en la mayoría de ellas, que en algunos casos pueden ser contradictorios pero suelen ser comunes y que dan lugar a que las mujeres acaben en especialistas de digestivo, reumatología o traumatología sin que realmente se consigan paliar los síntomas salvo en un pequeño porcentaje. Hay Centros de salud en Asturias que hicieron un estudio sobre ello y me parece muy interesante.

Uno de los ponentes puso encima de la mesa el caso de una mujer, hipotéticamente llamada Luisa, es un caso real de una paciente suya, con más de 40 años tiene a su marido en una situación laboral precaria que le produce mucha frustración, frustración que acaba liberando en el bar, lo cual no signifique necesariamente que consuma alcohol pero sí que se ausente del hogar numerosas horas cada día. Además Luisa tiene un hijo de 22 años que coquetea con las drogas, con amistades dudosamente beneficiosas, no estudia, no trabaja…..y su padre (el de Luisa) está enfermo e incapacitado en la cama. Cuando esta mujer va al médico es natural que le duela todo y que tenga infinidad de síntomas, el médico le recomienda caminar, hacer deporte….y ella contesta, cuando?. Estoy segura de que muchas mujeres se identifican de alguna manera con Luisa, es obvio que la situación del mercado laboral, de la atención a personas dependientes y la educación  juegan un papel fundamental en la vida de esta mujer

 (ya de niñas, lo primero que nos ponen en la mano es una muñeca), no tiene una enfermedad sobrevenida contra la que no pueda hacer nada, lo que tiene es un rol asumido, de responsable de los cuidados del hogar y todo lo que ello conlleva, y que la lleva a interiorizar los problemas del resto y para lo que no tiene opción a darles una salida personal.

Creo que debemos reflexionar ampliamente sobre esto, las mujeres y los hombres. Independientemente de las políticas, este es un problema estructural que debemos combatir. Propongo una reflexión para las personas que leéis esto, cuántas Luisas conocéis?.

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